Desde el primer momento se notó que era una carrera por y para corredores. Especial mención se lleva el impecable trabajo realizado por los Guardianes de la Selva, quienes crearon circuitos que fueron una verdadera delicia para los corredores, colocando tacuaras en donde había que pasar alambrados, abriéndose camino a machetazos para dejar accesible el paso en el medio de la selva, señalizando con cintas de “peligro” en los lugares de más riesgo, colocando pinturas sintéticas en los lugares claves y, por último pero quizás lo más imparte en toda carrera, marcando el circuito a la perfección para que fuera imposible perderse.

El grupo de De Buena Madera, con la ayuda de voluntarios, tampoco se quedó atrás, poniendo numerosos y abundantes puestos de hidratación con todo lo necesario para recargar energía. También estuvieron médicos con sus respectivas ambulancias en puestos estratégicos, bomberos voluntarios para facilitar el avance en las zonas más difíciles del circuito y centenas de baqueanos bien predispuestos a ayudar en todas las necesidades de los deportistas. También dijeron presentes los Saltamontes, el grupo de motocross local, controlando que todo marchara sobre ruedas en todo momento.